Brunilda García
Angelamaría,
Hace falta en mi morada tu palabra,
tu voz de guamo y tu sensible y brava musa.
Al jarrón sobre la mesa lo abandonó la rosa.
Compañera, poeta,
amiga de los jazmines y las mariposas nocturnas,
como aquellas que entraban a la sala cuando
tertuliábamos hasta que los rayos del sol
nos enmudecían y corríamos a echar siesta
antes que Carmín nos amonestara,
para luego culminar el festín con el café del mediodía.
¡La patria, la poesía y tus hijos siempre eran el tema!
Me cuenta Vicente, que te fuiste a pasear por las estrellas,
que te apresuraste a buscar a la abuela
para que te elaborara a la antigua,
un te de yerbabuena, menta y salvia.
Palabra de mujer, trashumante, gitana,
verbo de gardenias salvajes y orquídeas criollas.
¡Cómo echo de menos tu diálogo invariable
sobre las espinas de tus rosas!
Ese pensar todos los días en tus versos,
y tus obligaciones con la patria,
por encima de todos los reparos.
Ese engañar al hambre con tu magna poesía.
Ese vencer la esclavitud del pueblo
con la luz de tu savia y tu privilegiado genio.
¡Ángela Maestra, eres de la nación,
nuestra poeta!
brunilda
e garcía
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