Angelamaría Dávila Malavé

I

Gran ritmo de huracán, que azota y lleva!

que desgaja y arranca en torbellino,

un ruego hirviente de volcán que ruge...

Ese es mi corazón! Rompe y derrama

un río ardiente, humeante, que serpea

por la intrincada selva de mi adentro!

Batir de olas que rompe y desespera

queriendo derribar la firme roca

y se levanta altiva y dominante

sin poder agrietar esa ribera.

Ese es todo mi ser! Tiembla y se crispa

y estruja con gran nafta mis dos ojos

para que surja el llanto a borbotones

y haga nacer un mar rugiente y trágico!

 

Y ASI VOY...

Y así voy, como roca 

sonriéndome estática como en muecas de piedra.

Como un túnel gigante que ni siquiera guarda

la esperanza de un eco.

Inmóvil.

Mirándome en un río turbio de remolinos.

Sin dedos, y sin manos, sin ojos y sin pasos,

sin latidos, sin yo.

Toda de túnel y en espirales locos de suspiros.

Reseca...

Ya sin río. 

Ni tan siquiera río, ya sin charca,

derrotados los rumbos, sin riberas.

Y así estoy, desgajada,

sin raíces que prendan en la arena;

estática,

tratando de apresar mares extraños

y arroparlos de espera...

Ni eso queda.

Y sin ojos, sin dedos, sin manos, y sin pasos,

sin latidos, sin yo.

Toda de túnel.

 G.1.5

POEMA

Para mi nombre quiero

sepultureros grises y tajantes.

Es más:

no quiero nombre,

que me lo lleve el mar lavándolo

en mi arena.

Que me lo arrastre el mar,

 

y que yo sienta

 

que estoy allá la intacta,

 

la sin nombre.

Que estoy allá, con vibración del golpe

de la ola.

Con mi sabor de sal,

con mi sabor de espuma,

temblante con sabor de verde mar.

A solas con mi piel y con mis valles,

con mis ojos adentro, con mis cuencas,

con mis playas ardientes,

recorrida en bandadas de murmullos,

desnombrada.

Sólo está el mar latente,

palpitándome amor de ola y arrullos...

 

 

PUEDO DECIR TE AMO

puedo decir "te amo"

"con todas las fuerzas, desde el fondo del alma"

como dicen los libros, las canciones y las películas.

el peso de los siglos se encarama por mis palabras

apabullándome, mordiéndome la nuca.

puedo amarte

o me amas

pero los brazos que tiendo

para apropiarme un poco de futuro

tropiezan.

la esperanza que fundamenta mi risa,

la claridad que intenta

destruir un poquito de la miseria

tropieza con tu entraña

tropieza y me amorata con golpes de aire duro.

el hilo de agua carcomida fría

devorándonos por los siglos de los siglos,

persiguiéndonos

ha tomado mi casa por asalto y acecho

se mete por tus ojos duros cuando desprecian

me escupe por tu boca derrocando margaritas.

querido no eres tú,

no quiero que seas tú

no es tu amada cabeza la que piensa mi muerte

es la sombra podrida de la historia

como un vaho de redes hediondas y difíciles.

no eres tú

quien desmantela torres dicen que de palomas

no eres quien acuchilla la vida que nos toca,

es que hay cosas más fuertes

que mi sed de quererte

que mi abrazo más alto

que todo lo que pueda reunir en una caja de música

más que la canción sonora

de dos notas amigas que cantamos un día.

claro que no eres tú,

pero es tu cuerpo hermoso el que se aleja

son tus queridos ojos los que yelan

es mi querido hombre el que me ataca.

la estrella que yo sigo

 está tan lejos, tan herida

 que no me alcanza

el tiempo para poder amarnos

 como pudiéramos;

 detenidos

 amantes entre ayer y mañana

 ya servirá de algo para alguien un día

cómo servirá entonces

 nuestra pasión inacabable por la patria

 querernos fieramente:

 querido mío

 amado hombre querido.

 G.20 La querencia (libro en preparación)

 

PARA DECIR ADIÓS

 

para decir adiós

parece que es más fácil desgarrarse o morirse

mesarse los cabellos, rasgarse los vestidos

dar voces, desmelenarse

hacerse un mar de lágrimas, enloquecer

sufrir con velloneras o escupirle a la vieja luna.

más fácil que pararse ante todo, descifrar ruinas

recoger alguna brasaque siempre hay

tramar olvidos; y organizar de nuevo la canción.

Lengua, razón y cuerpo

 

 

¡DESBÓRDENSE PALOMAS!

"a la pasión de tola flores"

desbórdense palomas

no hay vaso que contenga tanto currucucú

ni tantas alas ni tanto ¡qué bonito!

cuando vuelan a las cinco de la tarde,

ay lorca

 

eran las cinco en punto

en punto la penúltima hora

de miasmas embravecidas

 

los noes conjelados son cuchillos decapitando margaritas

está la sangre consumada y el beso desmoronado

¡desbórdense! no hay caso no hay vaso

no hay vuelos no hay currucus ni nada

en punto llega la malahora más difícil, ay lorca, la más tarde

mírame aquí quebrada, hembravencida

desconcertada, malquerida, sola, rota de sed.

furiosa y atacada lloro a borbotones

limpiándome casi a manotazos las lágrimas más tenaces

sacudiendo, me arranco las banderillas en la penúltima hora

maldita hora ¡olvídense! ni modo

no hay quien pueda remendar los cristales,

a lágrima viva, aquí

des espero puntual la muerte de la pasión consumida

el sol enrojecido me mira desde su adiós,

burlándose, burlándose

tara tara tarará el amor se despide fanfarrioso

mientras la pena me sacude para que no me muera.

 

las cinco en punto

ay lorca ven a verme quel horizonte desgastado

es un claro enrevesado como tu nombre

en punto

 

la bandada desbaratada se desperdiga por el aire

la nada se apodera de todo. derrotado por fin

mi cuerpo crujiendo como dientes

se estira frente a la luz demolida.

ya está el aire completamente vacío de sonidos

ya mis labios sellan

para siempre

las palabras amadas.

se declara el silencio

es tiempo ya de recojerse

me arreglo el traje me asiento la maranta

trago gordo ordenándole al sollozo

que se calle de una vez.

vuelvo de cara al viento y que seque lo que queda.

Cupey, Vol. II, Núm. 1 (enero-junio de 1985)

 

 

quise sembrarme todas mis venas

 

en la frente

y ensurcarlas feroces en todos mis latidos

quise ser yo en mi sueno,

quise ser yo en mi viento,

quise volcarme toda en un torrente.

quise fugarme inmensa de fugas escapantes,

quise nacerme nuevos conciertos

y agrandarme,

y me brotaron toscos, violentos,

rudos y amontonándose.

así estoy, espantada en mi siglo y mi vena,

conciertos a montones y amontonadamente,

ciudades como muertas de ruinas inconclusas

y la muerte acechándome.

agitada en lo intacto, convulsa

con mis piedras,

recostada de insomne y ojera en mi sonrisa,

recostada en la risa,

aferrada,

abismada en el borde de tantas carcajadas.

así,

con mi destino fijo, convulso

y arteriado.

arteriado de sangre verde

y a borbotones,

con mis dolores rojos

y mis dolores agrios.

me llama a voz y a eco

la voz de tantos pinos.

me llaman alaridos, gritos

de flamboyanes:

el mar me tira ronco

de mis manos y brazos doloridos.

me llaman con voz vieja

voces de adentro, ancianas

de mis sueños inútiles.

aquí, frente al abismo

de siglos putrefactos,

frente a mis hondonadas.

aquí, frente a los llantos

de manos que se agitan.

frente a mí, con mi risa,

frente a mí con mis riscos

y mis llanos.

abriéndome a empujones senderos y caminos

por todas mis arterias.

 Homenaje al ombligo, 1966 José María Lima y Ángela María Dávila

 

 

acabo de morir,

y que mi muerte

sirva de grito hondo a mi garganta,

y que me arda la sal de tanto tiempo

prendida y afuegada.

acabo de morir, y que mi muerte

se empuje ronca y fuerte por mis manos,

que la piel de mis venas se haga arterias,

que se encrespe naciéndome en mi sangre.

la muerte me llegó, así, de golpe

revoleándome pieles ya gastadas,

naciéndome en  las ansias de anuevarme.

pobre en mí, por mis surcos

me levanta una aurora tambaleante;

por mis pasos perdidos,

por mi huella ingastable,

se me encauza la muerte a garrotazos

volcándome la vida.

¡vida yo!       

con la aurora latiéndome en los pasos.

hoy me llego hasta mí,

caída en esta sal de no sé donde

ni cuando, ni por que

toda de heridas.

me repta hasta mi siempre, entre todos

mis siempres,

esta oscuridad rara,

tan extraña y vacía,

tan ajena de mí, tan hondamente

mía;

enamorándome.

vengo a decir que soy

y no soy nada.

ya todo se ha cansado de mí:

el odio se ha cansado desde siempre,

el amor se ha cansado desde ahora.

ya se cansó la brisa largamente,

ya se cansó la entrega,

ya se canso mi cruz y mi cintura.

todo es cansancio y nada.

la oscuridad extraña desde todas

mis venas, ajenamente mía...

enamorándome.

 Homenaje al ombligo, 1966 , José María Lima y Ángela María Dávila

 

hermanos mutilados,

hermanos carcomidos,

eh, ustedes, sí, los de piedra en el lamento

también los diminutos (distracciones del mundo)

mis muy hermanos míos...

los hay solos también, como cunetas

en día de sequía,

que devotos esperan grandes charcos.

¿no falta nadie más?

los que faltan vendrán aunque no sepan

de cualquier modo, y siempre sin venir,

los que no llamo

(puedo ser distraída)

llegan siempre primero.

¿saben? es que mi danza es sola,

puede insinuar montañas,

o cadáveres

o demencias atroces; sonrisas o lamentos,

pobredumbretal vezo descalabros,

abismos, desajustes, 

huracanes, o sexo, mecanismos, desvíos,

rebeliones truncadas,

aciertos libertinos ¡en fin!

y ¿saben? ¡hasta versos!

también puede

no insinuar absolutamente nada:

está.

 

 

 

pero, ¿desde qué fondo se incendió la paloma

que me dictó aquel signo enanito y potente?

¿llamando hacia qué labio primogénito?

¿dónde la atrocidad marcó su símbolo?

¿en qué dolor dolió la primer época?

¿en qué árbol?

¿en cuál meñique,

en qué dedo gordísimo del pie

hay que colgar la punta de la estrella inexistente?

 

hay un duende jueyero,

uno con un ojazo como de luna turbia,

el que descifra y dice los cangrejos oscuros

su historia amoratada desde cuando eran niños.

hay que ver:

hay que ver cómo canta la huella,

y en qué olvido

y con qué estrella opaca se rasca la memoria,

hay que anotar al calce de todos los crepúsculos

agujeros y luces,

sombras, muñecas rotas, espejos olvidados...

 Animal fiero y tierno, 1977

 

ante tanta visión de historia y prehistoria,

de mitos,

de verdades a medias o a cuartas

ante tanto soñarme, me vi,

la luz de dos palabras me descolgó la sombra:

animal triste.

soy un animal triste parado

y caminando sobre un globo de tierra.

lo de animal lo digo con ternura,

y lo de triste lo digo con tristeza,

como debe de ser,

como siempre le enseñan a uno el color gris.

un animal que habla

 para decirle a otro parecido su esperanza.

 un mamífero triste con dos manos

 metida en una cueva pensando en que amanezca,

 con una infancia torpe y oprimida por cosas tan ajenas.

 un pequeño animal sobre una bola hermosa,

 un animal adulto,

 hembra con cría,

 que sabe hablar a veces

 y que quisiera ser

 un mejor animal.

 animal colectivo

 que agarra de los otros la tristeza como un pan repartido,

 que aprende a reír solo si otro ríe

 para ver cómo es

 y que sabe decir:

soy un animal triste, esperanzado,

vivo, me reproduzco, sobre un globo de tierra.

 

Animal fiero y tierno, 1977

no digas más:

sabemos que de cualquier rincón

salimos cualquier día

hace miles de años,

centenares de vigilias atroces,

hace mucho camino construido

con la fuerza del sol que nos consume,

con la luna chiquita que tragamos

el día que nacimos,

(y qué grande se ha puesto,

parece que fue ayer que estaba nueva)

yo sé que nos soñamos

con la fiereza del que enloquece solo,

desdoblando horizontes de bolsillo

con esa incomprensible nostalgia del futuro

que nos denuncia.

ahora nos miramos

con el asombro más natural del mundo,

con susto de misterios claros como amapolas

con la candela fresca

de todos los encuentros amorosos;

ahora resulta

que no estábamos solos,

que somos muchos,

ahora nos vestimos con el cansancio diario

brincando de alegría

con un montón de estrellas por un ojo

y un lagrimón eterno por el otro;

con esa misma angustia

mil años compartida

sin saberlo.

sabemos que hace tiempo

tuvimos la confusa certeza de este día

en que dejando atrás la soledad aquella

podríamos decirnos:

me siento solo

y se que tú lo sabes;

y sonreímos juntos,

detestarnos a veces con ternura,

hablar a borbotones

con las palabras nuevas ya sabidas

para estrenar un sueño con la fiera alegría

de enloquecernos juntos.

 

Animal fiero y tierno, 1977

homenaje

julia, yo vi tu claridad

y vi el abismo insondable de tu entraña.

vi tus oscuras vísceras con estrellas dormidas.

vi cómo deshojabas el misterio

para quedarte a solas

con pistilos y estambres luminosos,

enjugando los pétalos con lágrimas.

yo vi con cuánto asombro adolorido

te enfrentabas al mundo.

yo vi cómo el silencio

no pudo amordazar tu lengua transparente;

lo silenciaste a golpe limpio de ola

poblándolo de células palabras,

vi cómo las palabras

son agua y son torrente por tu boca.

julia,

como viviste para la claridad, te fuiste desvivida;

tal vez yo pueda ser un mucho tu pariente,

sobrina, nieta, hija, hermana, compañera

por la vena de sangre, río luz que se expande

saltando por el tiempo;

de tu tumba a mi oído

de tu vida quebrada hasta mis pájaros

de tu oído silente hasta mi canción titubeante

de tus alas cortadas hasta mis cicatrices

de tus flores al viento como estrellas

desde nuestro dolor,

hay mucho espacio mudo de fronteras continuas

hay mucha sombra y mucha canción rota;

hay mucha historia.

 Animal fiero y tierno, 1977

 

 

aliadas del dolor todas las cosas

columpiándose secas y profundas

con su carga de historia.

la humanidad latiendo detrás de las cucharas,

los lápices tranquilos denunciando su origen

de cuchillito duro por los troncos,

de carbón, de palito rascando por la arena antiquísima

en balbuceos tímidos de soles y lagartos,

de flores, de cascadas, de animalitos tenues,

de fieras enemigas y hermanas de la sombra,

de montañas, de ríos,

de caras misteriosas como ruidos de noche

de culebra silente, de lunas, de palomas,

de poema invencible lanzado hasta mi oído

que inútilmente trata de oírlo como entonces.

¿dónde andará la mano

que dirigió su vida, su muerte hacia mi encuentro?

los vasos, los papeles, los libros con su estante,

las miradas de odio y amor, los anaqueles,

los árboles tumbados de cara contra el polvo,

las monedas redondas con su engaño

de haber estado siempre entre las manos,

y las manos

soñándose en la noche

forjadoras de luz.

la soledad, la luna sempiterna,

el polvo acumulado en los zapatos

acumulan el tiempo de

golpe ante mis ojos.

 

                   2

 

temblando como un beso detenido en el aire

me entrego a la visión descomunal y triste

del vínculo perdido;

al deseo temible y necesario

de encontrarse otros ojos y otras bocas,

otras fuentes con llama,

otros pies, otros brazos y pechos inminentes,

otro silencio florecido,

otro tú y otro yo multiplicado:

invitarlo a cazar al enemigo

de mil ojos y bocas

con su estruendo inaudible de máquina continua;

a la esperanza húmeda y redonda

de amapolas y espadas en acuerdo

de golpear la muralla de palabra sin voz,

de descubrir la cólera correcta

sin bordes que te hieran el sueno alimentado,

ni el amor comprimido,

ni el agua que te alumbra

ni la candela transparente y precisa

que te anega los ojos.

 

                   3

aliadas de la luz todas las cosas

quisieran dar un salto hacia mis manos,

hacia mi piel,

hacia mi claridad

que las nombra de nuevo como un rito

cruzando mi garganta como un puente final,

definitivo

que llega por el tiempo hasta mi boca;

y mi silencio tartamudo dice:

flores, río, cascadas, luz, lagarto

papel, paloma, luna, sombra y agua,

vaso, lápiz, cucharas y peces de colores,

calle, yerba, edificio, sol, mar, nube,

piedra, vino, misterio, niño, árbol,

isla, lluvia, silencio.

y también dice guerra, ruido, hambre,

amor, amante, balas,

amigo, compañero.

Animal fiero y tierno, 1977

 

apresuradamente

se buscan cosas hondas y se le miran

las comisuras a la muerte.

apresuradamente

se camina en silencio entre paredes

sin ver sus materiales,

se camina con ruido por dentro del silencio

sin detenerse a oír sus voces húmedas.

con muchísima prisa se desvive

y se desvive uno por vivir,

por triturar la ausencia de las cosas que existen

sin tocar nuestros ojos,

por encontrar canales de luz entre la sombra,

por tropezar con sombras en la calle

ganándose la vida con la muerte.

con tanta prisa

se amontonan palabras sobre huecos,

y se abren huecos sobre las palabras.

se seca uno el sudor:

de pronto descubres con asombro

que hay un zapato viejo en una calle,

tuvo su pie;

una muñeca rota sin su niña

que te mira desde aquel zafacón

sin ajoro ninguno

porque murió su muerte imaginaria,

y más murió la gente construyéndola

(quien sabe de la niña.)

esa sombra de al lado

puede que tenga una mirada dulce

o hueca

y hasta ojos,

y quizás te ame un poco

o te odie sin saberlo

desde la impuesta lejanía de unos pocos de metros,

pieles intactas, sin estrenar, vehículo

cambiado por barrera.

miras aquella esquina:

una cuchara hermosa te sorprende.

otro objeto cualquiera

desprendido de su espado en el aire

se instala en tu existencia recordándote

que un compañero humano lo hizo.

a veces,

una moneda incomprensible te sirve para algo.

alguien te tira palabras en la frente

con una cerbatana poderosa

con un taladro duro;

o desliza palabras en tu oído

mirándote de frente por detrás de los ojos,

es bueno verse el dorso de los ojos

en algún ojo ajeno aunque haya paja.

ya tal vez más despacio

le ves las comisuras a la muerte con el rabo del ojo;

aquella flor

parece conocida porque te dice cosas

te fijas en que hay tierra,

cosas bajo tus pies

además del progreso que se vive;

y te inventas un baile

para dar ese salto tenebroso hacia la luz,

hacia la risa y hacia la dolencia

para abolir las muertes cotidianas

para mirar la vida frente a frente

aunque tal vez le veas

solamente perfil en horizonte.

de golpe

entras en el amor

(tal vez apresuradamente)

te sorprendes amando muchas cosas

con una prisa diferente,

descubriendo canales de sombra entre la luz;

la soledad ajena, la de todos,

el hambre de compartir el tiempo de otro modo,

el hambre de saber,

el hambre hambre,

y cuando lentamente ves que miras,

la lágrima es más diáfana

la sonrisa se hace más certera;

se confunde uno menos o más

y más o menos

se funde con la audacia

tal vez el miedo atroz que da desconocer lo conocido,

conocer

que desconoces todo para siempre,

saber que sabes saber lo suficiente

para temblar de amor

ya se desvive!

cuánto cuesta

para inventar palabras que desafían a la sombra

para mirar de cerca la mirada

la piel, los intestinos, la  angustia, la alegría

del de enfrente.

¡con cuánta prisa se desvive!

cuánto cuesta

caminar muy de prisa lentamente.

 Animal fiero y tierno, 1977

  

¿Será la rosa?

¿será el trámite

de la sombra debajo de los pétalos?

¿o será la rosa

o será la espinísima ferocidad de a diario?

¿será la rosa,

será tal vez el pétalo desnudo y transitorio?

¿será la rosa

con su gota de siempre en la mañana,

o será que una lágrima se encarga

de refrescar las flores ilusorias,

o sera que una gota de polvo

descansa en la mañana de un sol desaliñado

sobre una hoja imaginaria, sobre una yerba

imaginariamente reptando por el polvo.

¿será que uno no entiende

que a esos hoyitos cogidos en la calle

de camino a la escuela

podría tal vez darles con ponerse de acuerdo

para inventarse jugar a ser abismos?

será que uno no entiende

que deshojarse a diario

no impide echar raíces,

ni detiene el imperio constante de la tierra,

ni el temblor de ser pájaro

tragando a bocanadas el aire por las alas

será que uno no sabe

o que uno está seguro

de que el agua son flores diluidas;

¿será el tremendo recuerdo de la flor en el aire

como agua detenida?

¿será la rosa

olida y sorprendida por los ojos,

brutalmente fugaz;

tocante tocadora

tocada para siempre su armonía

por el recuerdo musgo de su historia

por el recuerdo feroz y demarcado

de su huella difusa y siempreviva;

por el recuerdo punzante y afilado detrás de cada espina

de cada esquina,

de cada ruina diluida en distancia y asombro?

será la rosa dura en pie de lucha,

será seguir hablando palomas,

diciendo caracoles,

haciendo verbos simples para mover los nombres,

 cómo decir: la luna está en cuarto creciente

 y uno en cuarto menguante;

 y ayer, o en estos días por la calle

 me encontré aquel tornillo viejo y largo

 que parecía un quijote moderno y milenario.

¿será la hospitalaria región desconocida

que nos recibe con sábanas dobladas,

una sonrisa, un fuego elemental

alimentando el agua que alimenta,

que pone alfombras viejas para los pies recientes

de espinas y caminos?

¿será la rosa,

será el concreto armado,

será la tierra oliendo a simple lluvia,

será la garra

o el hueco de la mano,

la sombra devorando la luz que no termina,

el destello total

inaccesiblemente amenazado?

será que hay muchas noches con sus días en orden

recordando eficaces cómo andamos

alternando los pies,

y con las manos

y hasta con la cabeza

si es que nos cerca de lejos al peligro,

si es que nos enamoran la distancia y la sombra,

flores en transiciones y aguas turbias;

si se nos aglomeran las espinas

para formar la lanza inacabable

que violente los pájaros,

que amenace los ojos que se nutren

de los animalitos;

o tropiece con todas las canciones

que tiemblan en el aire,

serán, me digo yo,

que se nos acumulan en uno de esos días,

o en varios de esos días,

o un poquito tal vez todos los días,

el susto y el asombro de encontramos

con tanta cosa junta,

con tantísima cosa

que uno dice en un grito y una lágrima

que habita entre los huesos:

¿será la rosa?

será que uno no entiende,

serán esos hoyitos de que hablábamos,

será la tierra oliendo

la garra, o el meñique, o el hueco de la mano

el destello total, el agua fuego,

este montón de cosas, todo esto.

 Animal fiero y tierno, 1977

 

HOMENAJE A JUAN ANTONIO CORRETJER

Guaynabo, 1968

hay y hubo una vez y habrá otra vez un hombre

desde siempre de oficio y vocación de ausubo y piedra

con piedra  virtuoso   sacachispas del dolorpor un ojo,

un  horizonte   de cielo y agua;  por el otro,  tierra y fuego

fraguando  sin tregua,  tiene  la cabeza   de cierta manera

transparente:  cuando  baja  hacia  el mar  sigue viendo la

montaña,  cuando  sube a la montaña,   sigue    viendo el

mar.   detrás   del  rostro  tiene   un niño húmedo y en los

huesos   una   pena   milenaria   y redonda,   en una mano

una   esperanza   infinita,  vivísima;   en la otra    un armainvencible   fundada   en  el amor.  en el corazón   guarda celoso   a su isla  palpitante  y  para  ella  guardada  en la garganta   la canción    inagotable, su mente clara resuma luces   resumidas   desde   el comienzo de las raíces para construir   el   espacio   del  encuentro,  de la tierra futura.

sus  pieses avanzados de la paz y la guerra, acuciados por

el   presagio  del areito  primero,  cimarrones  inagotables.

no se cansan de andar.

encontrarlo   provoca   el  recuerdo de las cosas

antiguas  y  enseguida dan ganas de volver de prisa a casa

para  rebuscar  y  juntar  todo lo mejor que se tiene, en su

boca  la   palabra   jamás   será    siempre   para   nuestro

enemigo:   siempre    siempre   será   para  nosotros, no sé

cuan   buenos   seamos,   pero  sí sé que somos mejores y

somos porque existe. 

con amor y respeto,

 Reintegro, Año III, Núm. 2

Agosto-Diciembre 1983

GLOSAS DE LA PALOMA (1)

(a la alondra y a la calandria,

trovadoras boricuas; a todas

las mujeres que han hecho esta

poesía anónimamente).

 

 

"¡qué triste es una paloma

cantando al oscurecer!

 más triste es una mujer

andando de noche sola!"

(de una décima jíbara)

 

 

cuando niña, cuando oía

hablar de cosas oscuras

no preguntaba mis dudas

temiendo a lo que decían.

entonces, yo no tenía

más, que el cuerpo que se asoma,

la chispa azul que desova

la vida con su sospecha:

el aire dijotristeza,

¡Qué triste es una paloma!

 

me detuve concentrando

para buscarle sentido

revolviéndome en mi nido,

atenta y adivinando.

de golpe, quien sabe cuándo

algo supe y me asusté,

no sé lo que malicié

mirando a ver si veía;

mientras, buscaba alegría

cantando al oscurecer.

 

seguí creciendo y entonces

razonaba muchas cosas

que entre una y entre otra

tropezaban con los hombres.

querían ponerme un molde

que no quise ni acepté,

porque si triste es nacer

marcada por la dolencia;

si pasa sin resistencia,

más triste es una mujer.

 

soy mujer, vivo el amor,

amo con intensidá

de frente con la verdá

que nos impone el dolor.

redonda se abre la flor

que nos ata y enamora

pero, si es que me aprisiona

exijiéndome morir;

mejor prefiero seguir

andando, de noche sola.

© Ángela María Dávila    Generación Guajana 2011.